Primera Semana de Adviento

La huella

¿Cuál será la huella que me lleve hasta tu encuentro?
No quiero vivir errante y vacío quedándome sólo en tus huellas.
¿Se llamará salud, o enfermedad? ¿Se presentará con el rostro del éxito o con el cansancio golpeado del fracaso?
¿Será seca como el desierto o rebosante de vida como el oasis?
¿Brillará con la transparencia del místico o se apagará en el despojo del oprimido?
¿Caerá sobre mí como golpe de látigo o se acercará como caricia de ternura?
¿Brotará en comunión con un pueblo festivo o en mi indecible soledad original?
¿Será la historia brillante de los libros o el revés oprimido de la trama?
No importa cuál sea el camino que me conduzca hasta tu encuentro.
No quiero apoderarme de tus huellas cuando son reflejo fascinante de tu gloria, ni quiero evadirlas fugitivo cuando son golpe y angustia.
No importa lo que tarde en abrirse el misterio que te esconde, y toda huella tuya me anuncia.
Todo mi viaje llega al silencio y a la espera de mi «no saber» más hondo.
Pero «yo sé» que ya estoy en ti cuando aguardo ante tu puerta.
(Benjamín G. Buelta, sj)

 

Liturgia del domingo

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Jesucristo Rey del Universo

Jesús vive volcado hacia aquellos que ve necesitados de ayuda.

Es incapaz de pasar de largo. Ningún sufrimiento le es ajeno.

Se identifica con los más pequeños y desvalidos y hace por ellos todo lo que puede.

Para él la compasión es lo primero. El único modo de parecernos a Dios: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo».

 

Liturgia del domingo

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¿Aprovechas tus talentos?

Diario de buenas noticias

Ser en la vida buena noticia, ser gesto, palabra, imagen, silencio, canción.
Salir a la calle a diario, llegar hasta el último rincón.
Llevar sin tardar, para todos, bocados de aliento… de Dios.
Vivir de tal manera, que a algunos despierte curiosidad nuestro vivir con menos, con otros, con riesgo, con gratuidad.
Dejar que los otros, los pobres, coman de nuestro tiempo, hasta encontrar en ellos, nosotros, la extraviada identidad.
 Y siempre, siempre, siempre, buscar el sitio entre la gente.
Pues toda ella es, sin dudarlo, la buena noticia de Dios.
Posar sus miedos, alzar sus sueños, andar sus pasos intermitentes, hasta lograr que todos destapen el gran tesoro que son. (Seve Lázaro, sj)

Liturgia del domingo

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