Desprendidos para recibir
Nos tienta el ser dueños, nos atrae el asir, nos moviliza el poseer.
y en el monte cuando subes nos dices: no se aferren, no se apeguen, no tengan.
Porque mi presencia está asegurada. Mi compañía es una certeza, y mi persona, la única posesión válida.
Entonces descubrirán la plenitud, la verdadera alegría, la paz que nadie quita y serán fecundos.
Ahora, vayan, anuncien, proclamen.
(Viviana Romero)
Liturgia del domingo