Señor, Tú eres mi aquí y mi ahora. No sé el día ni la hora en que me tocará partir. Eso lo confío en tus manos. No quiero vivir con miedo.
Mientras tanto, deseo afrontar cada día como si fuera el último, sacándole todo el jugo y sabor. Mi aquí y mi ahora es: amar sin dejar nada para mañana, abrazar sin reservar ninguna muestra de cariño y bondad, perdonar sin dejar huellas de rencor y resentimiento, entregarme con una toalla y un lebrillo entre los pies polvorientos y cansados de los hermanos, contagiar tu re¡no y entusiasmar los corazones apagados, caminar levantando rutas de justicia, construyendo nueva humanidad, familia con todos. Todo pasa. El cielo y la tierra, los éxitos y los fracasos, los desamores y las tristezas. Lo único que queda es tu amor y el amor que hayamos ido dejando en nuestro paso por esta hermosa tierra. Tú eres mi aquí y mi ahora, pero también mi futuro más feliz.